Aunque la mayoría de los acusados que ingresan al sistema de justicia penal comienzan preocupados por vencer las acusaciones estatales en su contra, existe otra inquietud igualmente importante: la sentencia. La sentencia de un acusado determina cuántos años de su vida pasará con parte de su libertad restringida por el gobierno estatal o federal. Una sentencia favorable puede permitir a la persona cumplir su deuda con la sociedad y luego reincorporarse a ella como un ciudadano productivo y respetuoso de la ley. Una sentencia más severa puede hacer que el acusado pase la mayor parte de sus años —o incluso toda su vida— tras las rejas.
Que un acusado haya sido declarado culpable no define automáticamente la sentencia que recibirá. Tanto los tribunales estatales como los federales toman en cuenta diversos factores, como los antecedentes penales, las características del delito y el historial/panorama personal del acusado, para determinar una sentencia adecuada. Un abogado con experiencia puede ayudar a moldear la visión que el tribunal tenga de estos factores de manera que se minimice la privación de libertad que sufra su cliente. Además, el abogado puede identificar y aprovechar cuestiones procesales para asegurar una sentencia mínima. En ciertas circunstancias, también se puede solicitar la modificación o reducción de una sentencia basándose en circunstancias cambiantes o en factores que debieron considerarse, pero no se tuvieron en cuenta, en la sentencia original.